En la sesión del viernes pasado éramos cinco en el LudopÁtico y creo que dio para mucho. Para empezar e ir entrando en calor Yak y yo jugamos una partida a Forbidden Island con un mapa alternativo incluido en las variantes oficiales que os comenté aquí. El mapa en cuestión -llamado oficialmente Puente de los Horrores muy apropiadamente- hacía que la isla estuviera dividida en dos partes iguales unidas por tres losetas a modo de puente, muy chungo, decidimos jugarla en nivel normal, nada de heroicidades. Afortunadamente las losetas donde reclamar tesoros, colocadas al azar, se dividieron equitativamente entre estas dos partes así que tras unos primeros turnos de incertidumbre decidimos concentrarnos ambos en solo una de las partes de la isla y dejar que la otra se hundiese irremisiblemente. Partida agónica en la que sólo quedaron 4 localizaciones sin hundirse, pero todas inundadas, cuando escapamos en helicóptero. Por los pelos.
Tocaba cenar la riquísima lasaña que hizo Iris y nada mejor con un plato tan rico que unos casos a resolver de Black Stories. Os he hablado mil veces de este juego y os hablaré mil más porque es un juego muy barato, muy divertido y que gusta a todos los que lo han jugado con nosotros. Un entretenimiento sin ganadores ni perdedores en el que hay que utilizar la imaginación, la deducción y hablar y escuchar a partes iguales. Como siempre, lo recomiendo encarecidamente así que si te apetece tenerlo en casa puedes comprarlo aquí, como todos los juegos comentados en el blog.
Después de cenar, con la barriguita llena, estrenamos el Alta Tensión, el juego más reconocido de Friedemann Friese -todo un nº 5 en la BGG-, el diseñador nombrado tantas veces aquí del que, como sabéis, me gusta bastante su trabajo. La partida duró unas dos horas y poco, con explicación de reglas incluida, y creo que no se hizo pesada en ningún momento, al menos a mí. El juego te mantiene entretenido porque requiere que estés sopesando posibilidades continuamente, valorando lo que te conviene, cómo hacerlo y cuando. Es precisamente esto, que puede ser una de sus virtudes, lo que creo que también es uno de sus defectos, ya que los jugadores con propensión al temido análisis-parálisis tienen el caldo de cultivo perfecto. Para aquellos que no lo sepan se denomina análisis-parálisis cuando un jugador tarda muchísimo en
jugar su turno porque valora todas y cada una de las
posibilidades presentes y futuras, lo que ralentiza el juego en sobremanera. Normalmente este efecto se da en juegos con muy poco azar y, como es el caso, con muchas decisiones posibles a tomar cada turno.
La partida fue muy disputada hasta el final y creo que es lo normal porque el juego cuenta con mecanismos que perjudican al jugador que va en cabeza en favor de los que van detrás, garantizando unos finales de partida de infarto. Estoy deseando jugar una segunda con las reglas bien digeridas y la experiencia ganada en esta última para tratar de no cometer los mismos errores -como dejar a un jugador construir casi libremente mientras otros nos cerrábamos por todas partes- porque creo que es un juego con un gran potencial, sencillo de explicar pero bastante sesudo. Tengo que mencionar que en el último turno se produjo un lance de juego que me hizo pensar y que tendrá su artículo correspondiente a lo largo de esta semana, os dejo con la incógnita.
LudopÁticoS: Maskleto, Fran, Iris, Yak y Belén
Jugamos a:
Forbidden Island (1 Partida)
Black Stories (3 Partidas)
Alta Tensión (1 Partida)
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