La gota de sudor corrió por mi frente desde donde nace el cabello y se quedó prendida en la ceja, la noté y pasé rápido el antebrazo, antes de que cayera. Miré el tablero, de reojo observé los exploradores de mis oponentes, necesitaba llegar a descubrir la cima del templo norte antes que ellos, un par de niveles más, pondría un guarda armado vigilando y publicaría mi hallazgo. Las sociedades arqueológicas me reconocerían como uno de los grandes, mi retrato estaría en sus salones junto a Lord Carnarvon y Howard Carter. Pero espera, ¿¡qué hace el jugador rojo!?, no puede ser, está llevando a su equipo de exploración hacia allí por un sendero secreto, maldito, me supera en número.
-La próxima partida a Tikal la hacemos con un variante que se me ha ocurrido ahora. Exploradores armados hasta los dientes que pueden dar matarile al que se acerque a sus yacimientos.
Lo primero de la tarde fue un estreno, los tres que estábamos sentados a la mesa nos hicimos un viaje a la selva, para, ya que sudábamos, al menos hacerlo con razón y en un ambiente exótico. Nos agenciamos unos sombreros, machetes de los buenos con los que quitar maleza y un bote tamaño familiar de Autan para las picaduras de mosquitos. Tikal, allá vamos. Estupendo juego de mayorías con muchísimas posibilidades e interacción a raudales, la verdad es que cada vez más me gustan los juegos con esta mecánica, permiten muchísimo rozar de codos entre jugadores, además de parecerme juegos muy elegantes y con amplias posibilidades estratégicas. En Tikal somos los jefes de expedición en busca de impresionantes tesoros de la cultura Maya, ahí es nada. Me gustó como puedes liberar los templos de maleza, el factor limitado del azar pero que permite arriesgar si te place, me gustó el poder "mangarle" tesoros a los oponentes; como veis me pareció un juego muy interesante en muchos aspectos. ¿Lo más raro?, la ronda de puntuación con una especie de turno antes para cada uno, una vez la haces un par de veces sabes a lo que te enfrentas, te adaptas y hasta le sacas juguillo. El juego además es precioso y luce en mesa de maravilla, da gusto ver como la selva virgen se convierte en templos, yacimientos e incluso volcanes que no sabíamos que estaban ahí, puedes ver su "Abriendo la Caja" aquí. Invito a probarlo, vale la pena. Por cierto, jugamos subastando las losetas, hace el juego menos azaroso además de permitir algunas estrategias adicionales.
Había que refrescar el ambiente y nuestros cerebros, para ello unos vasos de refresco con hielo y Fluxx, un juego pequeño que incorporé a la colección hace bien poco, más por curiosidad que por otra cosa. Me sorprendió gratamente, también lo estrenaba, un filler con mucho caos, partidas rápidas y, ¿a veces?, un verdadero disparate. La gracia del juego es que a medida que avanza la partida el objetivo y las reglas varían, lo que lleva a las situaciones más alocadas y a unas combinaciones salvajes. Por ejemplo, en una de las partidas las reglas sobre la mesa aceleraron tanto el juego (se juntó la regla Roba 3 cartas y Juega todas las cartas de tu mano) que hubo un ganador antes que uno de los jugadores hiciera su tercer turno. Me gustó y lo volveré a sacar, para 2 a 6 jugadores que quieran liberar la mente, rapidito y unas risas; para mi lo que tiene que ser un filler.
Parece que Fluxx alteró también la temperatura ambiente que bajó algunos grados, apareciendo en mesa un juego que, ojo, no tiene de frío más que la ciudad donde se desarrolla, San Petesburgo. Igual la bajada de temperatura era porque la tarde se estaba ya convirtiendo en noche, lo que es seguro es que la temperatura lúdica estaba al rojo vivo. A riesgo de repetirme, sé que esto ya lo he dicho antes, insisto en lo alucinantemente bien que escala este juego con el número de participantes, se adapta como un guante de latex y siempre queda justo del tamaño adecuado. Hemos probado Saint Petersburg a 2, 3 y 4, todas las posibilidades sin expansión (esta permite un jugador más), estupendo en todos los casos, no pierde un ápice de su genialidad. Por si quieres recordar mis anteriores opiniones, hablé muy bien de este juego aquí y aquí. A mi personalmente me parece un juegazo, me encanta por lo singular que es y, como ya digo, por que, seamos los que seamos a la mesa, no siento que esté jugando a un juego diferente.
Y así acabó una calurosa y entretenida tarde de juegos que nos llevó desde los calores Centro América hasta el frío norte de Europa en lo que se dice Fluxx.