Hay juegos que con cierto número de jugadores pierden tanto o se alargan de tal manera que no compensa invertir el tiempo que exigen para la diversión que proporcionan (esto siempre desde una perspectiva subjetiva). London a dos es uno de ellos, me gusta mucho el juego pero con sólo dos contendientes se me hace un poco tedioso. Para solucionarlo y seguir disfrutando de este estupendo juego he encontrado algunas variantes que, para mi, mejoran sustancialmente la experiencia. Cada vez me corto menos, si algo no me gusta, tijera, parche y arreglado.
Esta variante fue propuesta en la BGG para aligerar el tiempo de juego a dos jugadores, darle más interacción y equilibrar alguna carta que a dos desequilibra.
Variante para dos jugadores Ben & Zen-Lucca
No me gusta: el juego a dos jugadores es demasiado largo y hay menos interacción en el tablero.
Solución: Se crea un jugador fantasma que comprará terrenos y eliminará cartas de juego, apretando a los jugadores en el mapa, acelerando el mazo y el final de la partida. Este jugador fantasma se activa cada vez que la zona de cartas del tablero (Card Display) se actualiza y se descarta la primera fila (cosa que sucede cuando hay que colocar una carta en la segunda y esta está llena). En ese momento el jugador responsable de la actualización del Card Display coge una ficha del jugador fantasma (se dispondrán junto al tablero al comienzo de la partida) y la situará en un barrio de su elección siguiendo las normas de compra de barrios habituales. El jugador fantasma no gana puntos de victoria ni paga por el barrio. Las cartas que debiera robar son robadas del mazo y eliminadas de la partida (acelera el final y hace que la disponibilidad de cartas varíe de una partida a otra).
No me gusta: en el juego a dos jugadores, jugar los dos Omnibus simultáneamente desequilibra la partida.
Solución: no se permite tener más de una carta con el mismo nombre a la vez en la zona de edificios del jugador (Building Display). Esto no quiere decir que no se pueda jugar la misma carta posteriormente o sobre una que ya esté en mesa. Como este juego tiene un componente azar dado por el robo de cartas, con esta variante se trata de minimizar que el factor suerte decante totalmente una partida y en el juego a dos el Omnibus es muy poderoso, mucho más que en el juego a 3 o 4.
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Este otro añadido para el juego lo extraje de www.labsk.net (con alguna ligera modificación) y lo aplico siempre, no sólo en partidas a dos jugadores, para penalizar el descarte excesivo desde la mano que creo afea el juego y para mí no está del todo bien resuelto (Sr.Wallace, ha leído bien, opino que London no es perfecto).
No me gusta: Dado que se pueden coger cualquier cantidad de préstamos, una posible estrategia, que para mi adultera el juego, es dedicarse a comprar terrenos a discreción turno tras turno desde el principio. Con ello se consiguen dos cosas, por una parte robar muchísimas cartas, descartando aquellas menos poderosas; por otra tener tantos terrenos que cuando ejecutes tus edificios la pobreza no sea problema. El que sigue esta aburrida estrategia compra terrenos hasta tener una combinación de cartas en la mano lo suficientemente poderosa como para jugarla del tirón y luego ejecutarla (a veces más de una vez), le reportará buenos beneficios, le quitará pobreza y además no tendrá que usar las menos poderosas cartas de la era A.
Solución: como al final del turno la mano del jugador ha de ser de nueve cartas, por cada carta descartada después de la primera el jugador toma un cubo de pobreza. Además le veo cierto sentido histórico: proyectos que hacen venir a la gente del campo con promesas de trabajo y prosperidad que luego quedan en el cajón o se desechan, esa gente se queda entonces en Londres malviviendo sin trabajo. Ganar cubos de pobreza por descartar en exceso es una solución parcial que al menos palía o penaliza de alguna manera la citada estrategia pero ojo, no la resuelve.
Probarlas y, si os place, comentar que os han parecido.