18 marzo 2013

¿Cómo Funciona Nuestra Mente Lúdica?


Cómo nos enfrentamos al tablero, a la partida, a las circunstancias que se dan minuto a minuto y que son siempre variables, muchas veces del todo incontrolables. Enfrentarnos a las propias emociones, a la suerte, a las estrategias que desarrollan las mentes de los otros jugadores en mesa. Es difícil dilucidar todo lo que puede pasar en una partida y aun así, tratamos de controlarlo. Hace unos días, jugando a Troyes, se dio una circunstancia que me apetece compartir con vosotros, una revelación inédita hizo que meditase sobre algo que nunca antes me había planteado. Desde ese día le he dado muchas vueltas al tema, hablo de procesos mentales, particularmente en entornos lúdicos, y para ser más concretos, razón frente a intuición.

Soy consciente de que el tema me queda grande, mucho, aún así tendré la osadía de escribir unas líneas, perdonarme el atrevimiento y tomarlo como el ensayo de un neófito. Para empezar explicaré de dónde parte la idea, cual fue la yesca que prendió mi inquietud. Fue en una de esas charlas que se inician a mitad de partida, esas en que los jugadores comentamos las estrategias que se han seguido en los últimos turnos, charlas espontaneas que surgen de cuando en cuando, como una espita por donde dejar escapar la presión que acumulan nuestras cabezas por la concentración prolongada, ahí surgió el debate.

-Esta acción me daba 5 puntos, quizás debía haberla cogido, pero esta otra me daría 3 puntos en cada uno de los tres próximos turnos... -dijo el jugador que tenía sentado a mi izquierda.

Miré a la cara de mi compañero de mesa y después miré el tablero. Lo que decía era del todo cierto, un razonamiento objetivo de la situación de mesa. Yo, ni me había dado cuenta, al menos conscientemente, y así se lo hice saber, en cambio yo había ejecutado la acción óptima antes que el. En ese momento el resto dio su opinión y observé como algunos coincidieron conmigo y otros con él. Esto me llevó a pensar en dos caras de una moneda que decide de que manera juegas, en que forma afrontas las partidas: razonando o intuyendo.

Cuando me siento a jugar con el resto de LudopAticoS, los viernes por la tarde, mi mente trata de desconectar de los asuntos laborales, los familiares, los económicos; en alguna parte de mi cerebro hay un interruptor que desconecta todo esto y deja solo la mesa, las reglas, el tablero y la partida. Es a partir de mi propia experiencia que he reflexionado como funciona mi mente a partir de ese momento. Algunos jugadores analizan los caminos a seguir, las posibilidades, tratan de maximizar ese y futuros movimientos. Seguramente estos jugadores lo hagan de manera natural, sin que ello les cueste trabajo. Otros, entre los que me incluyo, no hacemos eso, al menos en conciencia. Simplemente nos dejamos llevar, dejamos que sea el inconsciente el que se encargue de la partida, no cuento los puntos que me dará esta o aquella opción, simplemente hago la que creo que me puede beneficiar más ahora y en el futuro de forma intuitiva. Me dejo llevar por la intuición de tal manera que muchas veces me es difícil verbalizar por qué he hecho una u otra cosa una vez acabada la partida. Para mí era el camino obvio, el camino a seguir. Hay pruebas sobradas de que el cerebro tiene resortes cognitivos que poco tienen que ver con la razón y mucho con la intuición. Un entorno lúdico no deja de ser una situación en que ponemos a prueba nuestro cerebro en un medio acotado.

Dos formas de jugar que utilizan nuestros recursos cerebrales de formas distintas y que me planteé si estarían ligadas de alguna manera al análisis parálisis. Quien analiza y racionaliza cada situación en la partida tiene que trabajar continuamente con las variables que surgen y eso lleva tiempo, ha de plantear las estrategias, ordenarlas, sopesarlas y finalmente elegir una, la mejor. En mi caso miro el tablero y me dejo llevar por los impulsos irracionales de mi mente, realmente nunca me planteo lo que mi compañero me mostró con tanto acierto racional: esto me da cinco puntos, esto cuatro, aquello seis dentro de dos turnos. No sé por qué yo no juego así, lo que sé es que no lo hago. 

En mi idea inicial, como digo, barajé la posibilidad de que podía existir una conexión entre los diferentes procesos mentales en entornos lúdicos y el tiempo que tardamos en ejecutar nuestro turno. Es decir, me planteé la posibilidad de conectar el análisis-parálisis con la forma en que "pensamos" nuestro turno. Si estos dos factores tuvieran una conexión podríamos averiguar el tipo de proceso mental llevado a cabo por cualquier jugador con sólo mirar cual es la media de tiempo que tarda en jugar su turno. Por desgracia, la mente humana no se caracteriza precisamente por su simplicidad. Creo ahora que no hay conexión directa entre ambas cosas. Lo descarté tras hablar de ello con algunos jugadores que suelen ser lentos para ejecutar su turno. Me di cuenta que la intuición, proceso mental que me confesaron seguir estos jugadores, puede ser tan lenta como la racionalidad más exhaustiva. Algunos jugadores racionales son capaces de analizar muchas variables y opciones en un corto espacio de tiempo mientras que otros, intuitivos, rebuscan en su cabeza cual puede ser la mejor jugada lentamente, probablemente por inseguridad. Por lo tanto, cualquier relación entre racionalidad, intuición y análisis-parálisis no parece ser obvia.

Es evidente que no seré yo quien pueda decidir cuál de las dos formas de procesar la información es mejor, de hecho creo que no existe respuesta a esa pregunta, quizás ambas son igual de válidas y es otra zona de la mente del jugador la que dicta como se llevan a cabo estos procesos. La partida a Troyes la gané yo, igual que otras muchas veces he perdido. Ahora, basándome en mi propia experiencia y recuerdos recopilados a partir de que surge este tema, voy a matizar que la intuición bebe de las experiencias anteriores, se afina con ellas, como un instrumento suena mejor cuanto más se toca. Por ello cabe esperar que cuando jugamos por primera vez a un juego, los jugadores intuitivos, nos encontremos en cierta desventaja. En mi experiencia particular esto ha sido así, son los jugadores con procesos mentales lúdicos racionales los que suelen dominar cuando estrenamos un juego, en cambio, a medida que jugamos más partidas, este dominio se atenúa hasta que desaparece. Además, en juegos donde la intuición toma un papel relevante, juegos de subasta por ejemplo, me viene a la cabeza el Ra de Knizia, he notado que los jugadores que utilizan principalmente procesos mentales intuitivos son más competitivos que los racionales. 

La muestra de jugadores en la que me baso para estas afirmaciones es pequeña, minúscula, igual estas afirmaciones sólo son válidas para mi entorno de juego. Además esto son experiencias particulares que no tienen porqué coincidir con la generalidad, como digo no es un estudio sobre una muestra de jugadores y partidas lo suficientemente amplia, sólo mi experiencia personal.
Muy probablemente los cimientos absolutos en los que estructuro mi exposición no sean reales del todo, seguramente no haya jugadores completamente racionales o completamente intuitivos. Es de esperar que todos seamos una mezcla de ambos casos con tendencia a uno de ellos. Claro que la dificultad de cuantificar esto me supera en todos los sentidos.

Termino confesando que, para mi, las formas de pensamiento consciente son, sin duda, un tema apasionante y si esto lo particularizamos a nuestra afición puede dar de sí un artículo interesantísimo. Siento no tener la formación requerida para ahondar en el tema con más rigor y arrojar luz sobre  él. Desde aquí invito a quien tenga los conocimientos suficientes que se plantee desarrollarlo porque creo que la forma en que jugamos es un reflejo fiel de la forma en que pensamos y afrontamos muchas otras actividades en la vida.

 "Cuesta aceptar que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón." 
Eduardo Punset