El aroma a vapor, grasa y carbón impregnaba el ambiente de la estación. Me había sentado en un banco junto al andén y el trasiego de gente era continuo. Se anunciaban a gritos la salida de nuevos trenes con destino aquí y allá, yo esperaba paciente que, a voz en grito, alguien pronunciase "Providence" para volver a casa. Estaba tranquilo, no tenía ninguna prisa en volver, mis negocios en Boston habían sido un éxito y merecía un buen viaje de vuelta, embobado estaba mirando como cargaban mercancía en los vagones: cubos amarillos, cubos rojo, cubos azules...
-¡Eh!, Maskleto es tu turno, venga que llevas cinco minutos mirando embobado el tablero.
Mi primera, nuestra primera, partida a Railways of the World con seis jugadores y estrenando el mapa de la costa este de los Estados Unidos, la emoción los días previos ya era patente, teníamos muchas ganas de hincar el diente a tan suculento manjar lúdico. Podría hablaros largo y tendido de la partida, de hecho lo haré, pero antes de empezar mi perorata os la resumiré en una palabra: espectacular en todos los sentidos, me explico.
Ya los preliminares pintaban de lujo al contemplar la mesa llena con el enorme tablero, el dinero sustituido por fichas de póquer, las miniaturas de tren de plástico, en conclusión un despliegue digno de una mesa de reyes, cosa necesaria para jugar a este juego porque otra cosa no, pero mesa se necesita y una bien grande. Yo me quejaba de Eclipse, ¿Eclipse?, un juego de viaje al lado de Railways. Así que al contemplar el despliegue previo a la partida no pude más que suspirar: espectacular.
Hace un tiempo os di mi primera impresión de este juego, aquí para más señas. El amigo Wallace hizo con este juego un gran trabajo simplificando algunos detalles de su Railes, Eagle Games, la editora del juego se encargó de darle lustre con unos componentes muy cuidados. Como resultado un juego que me encanta, entra por los ojos y es muy llevadero de jugar. Una de las cosas que siempre me ha sorprendido de RotW es lo maravillosamente simples que son sus reglas y lo bien que se desenvuelven en el tablero. Tiene esa elegancia de los juegos abstractos pero sin serlo, unas reglas sencillas que generan interacciones y posibilidades de lo más diversas. En este caso los jugadores sólo pueden hacer una de cinco acciones diferentes durante su turno, bastan para crear un sin fin de situaciones de juego, sinceramente me dan muchas satisfacciones estos juegos en los que puedes concentrarte por completo en la partida y no en los vericuetos de las reglas. No hay dobles sentidos, ni posibilidades de utilizar las reglas como un abogado las leyes, todo es claro como el agua. Siempre que veo el engranaje funcionar pienso: espectacular.
La partida en sí fue una delicia de 120 minutos de duración y aquí vuelvo a detenerme para explicar como un grupo de seis jugadores a los que nos encanta meditar nuestras jugadas hasta la saciedad pueden hacer un tiempo tan ajustado. El secreto es que jugamos con un reloj de tiempo con 20 minutos por jugador, subastas de jugador de inicio a parte. Así la tensión era constante y meditabas tus posibles jugadas en el turno de los demás, tratando de minimizar la pérdida de tiempo que se penalizaba con 3 puntos de victoria por minuto de más al final de la partida. El flujo de juego era por momentos frenético, ya sabías lo que ibas a hacer antes que llegase tu turno, esto es algo que se ve muy raramente en nuestra mesa de juego, de hecho el jugador que más tiempo consumió gastó prácticamente sus 20 minutos, al que menos le sobraron casi 15. La verdad es que una partida que podía haber ocupado toda nuestra tarde e incluso hacerse interminable -sé de lo que hablo- fueron, en cambio, dos horas de juego intenso, todos los presentes concluimos que un RotW en ese tiempo es: espectacular.
Después de una partida así lo que siempre me queda es la pequeña tristeza que genera la duda de no saber cuando volverá a mesa un juego tan enorme, en todos los sentidos. Sin duda la exigencia de jugadores -6 para que funcione en todo su esplendor- del mapa de la costa este en RotW hace que no salga mucho, afortunadamente cuento también con el mapa de México y el de Inglaterra para otro número de jugadores, aunque claro, como la magnificencia de la costa este nada de nada. Ahora dejaremos que descanse unos meses en la estantería, siempre teniendo presente que una o dos partidas al año no me las quita nadie.
Variante:
Una vez concluidas las merecidas alabanzas toca meterle un poco de caña a Railways, esta claro que no hay juego perfecto. El juego tiene un sistema de elección del primer jugador algo simple, subasta al alza para determinar el primer jugador y luego el resto en sentido de las agujas del reloj. Habrá a quien le guste, a nosotros no, nos parece muy injusta y demasiado dependiente de como vaya el jugador de tu derecha. Por eso los LudopÁticoS jugamos la subasta cuando somos 6 jugadores haciendo lo siguiente: los dos primeros en pasar -jugarán en 6º y 5º lugar- no pagan nada al banco; los dos siguientes -jugarán 4º y 3º- pagan la mitad de su última puja, siempre redondeando hacia arriba; por último, el 1º y 2º pagarán completo lo pujado. En la siguiente puja comenzará el jugador último en el turno anterior. A nosotros con este sistema de orden de juego nos va bastante bien, si te apetece pruébalo y nos cuentas.
4 comentarios:
Fantástica reseña amigo, he flipado con la intro. Felicitaciones.
Muchas gracias compañero. A ver si me reengancho a las reseñas.
Muy buena reseña y, efectivamente, gran partida, Maskleto. Fue genial habernos podido reunir seis, y encima para un juego de trenes, que son mi debilidad. Un par de apuntes sobre el reloj de tiempo. Yo suelo ser lento pensando, pero la experiencia no me resultó agobiante, sino que me sirvió para cambiar el chip y tener siempre listo un "plan B" por si me birlaban la jugada que había preparado. Y otra cosa que me gustó fue que los jugadores menos familiarizados con RotW no desentonaron (quedaron cuarto y quinto, creo) ni necesitaron más tiempo que los más expertos (de hecho, consumieron menos de la mitad). Lo cual también es un punto a favor del juego y sus reglas, que no requieren un master para poder jugar.
Cierto Kikus, buenas apreciaciones.
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