Una semana con dos buenas raciones de juego, hoy por hoy, es una rareza. Afortunadamente hay semanas así que levantan el ánimo del LudopÁtico y nos ponen las pilas. Porque no hay nada más triste que un jugón solterón de partidas, llorando por las esquinas para lograr echarse un Coloretto con la abuela y los sobrinos, ¡ay! que lastimica que da. E igual de feliz que un zampabollos con dos buenos pedazos de bollería industrial lo es el jugador con dos buenas reuniones alrededor de la mesa.
Command & Colors: Ancients se cuela una semana más en nuestras partidas, le toco el turno al segundo escenario, la Batalla del Rio Crimissos, menuda paliza le dio Siracusa a los Cartagineses, históricamente ya fue así, ¿qué esperar de nuestra mesa?. Reconozcamos que los amigos de Cartago metieron la pata hasta el fondo, un día con niebla, dividen el ejército, no mandan exploradores, se ponen a cruzar un río, pero por favor, no se puede ser más melón. Los de Siracusa, al ver a aquellos infelices cruzar el río tan alegremente, se frotaron las manos como coyote cuando pasa el correcaminos. Se levantó la niebla y ¡Zas!, en toda la boca. Todavía se estaban remangando los calzones los últimos para cruzar cuando los primeros corrían de vuelta agitando las manos, ¿el baile del gorila?, no, ¿danza tribal?, tampoco, era una señal para advertir a los que venían detrás que les estaban dando leches hasta en el carnet de identidad cartaginesa, que sí, que sí, palabrita que fue así. Escenario muy cuesta arriba para Cartago que lo tiene más crudo que el sushi para salir victorioso, todo un reto.
Jugamos la batalla con una variante a tres jugadores que aún estamos perfeccionando porque en los primeros compases de partida no fluyó demasiado bien. Finalmente hicimos que las unidades de Cartago las controlaran alternándose dos jugadores con manos independientes y sin poder comunicarse entre ellos para hacer estrategias, había que intuir la estrategia del otro mariscal de campo y tratar de ayudarlo en lo posible. La ventaja para el tandem es la mayor mano de cartas, la desventaja que no saben cual es el próximo movimiento de tu compañero. Para el tema de retiradas y decisiones como evadir, contraataque y demás, uno de los jugadores del tandem elegía para las unidades en los flancos y el otro para las centrales. Las decisiones de cada uno eran soberanas y no discutibles por el otro, mala cara se podía poner pero de discutir nada de nada. Así la partida se fue desarrollando hasta llegar al momento culmen que enfrentó a Hasdrubal y Timoleón en batalla singular, bueno con unos miles de hombres de por medio, nada importante, dando la victoria al primero y cayendo el segundo entre grandes vítores de los cartagineses. Después la del pulpo y para casa.
La otra sesión de juego concluyó con tres partidas de lo más amenas. Ticket to Ride: Nordic Countries, Fearsome Floors y Race for the Galaxy, tres grandes juegos para disfrutar con partidas relativamente cortas y la mar de divertidas.
Hacía mucho, pero mucho, mucho que no me hacía un Ticket to Ride. El único de esta larga serie en la colección de los LudopÁticoS es el Nordic Countries, una edición especial para dos o tres jugadores con un mapa más frío que el culo de un pingüino, frío porque es de Suecia y Noruega pero tranquilos, lúdicamente te hace entrar en calor muy rápido, en cuanto un oponente te joroba una ruta o te quita esas cartitas de los colores que andabas buscando. TtR tiene la ventaja de ser muy sencillo de explicar pero ojo, los Países Nórdicos tienen ciertas particularidades y algunas reglas especiales que hay que tener en cuenta y lo complican un poco, muy poco. Por lo demás, un juego de interacción directa pero, como los objetivos son ocultos, cuando te afecta alguna decisión de los demás tienes que poner esa cara de después de lanzarte un pedo en un avión, es decir, que no se note mucho, recemos para que nadie se de cuenta.
De segundo una de monstruos. Fearsome Floors con su monstruo de movimiento automático zampándose a todo infeliz que se plante delante. Risas, columna va, columna viene, más risas, charco de sangre, resbalón, tensión de ver cuanto moverá Furúnkulus (el curioso nombre del monstruo). Este juego es una pasada y a tres se disfruta que da gusto. Es más, diría que es su mejor número y cuatro el número máximo para que el juego no se eternice y deje ese saborcillo agradable de que no es excesivamente largo. Lo recomiendo una y otra vez, candidato él a Mejor juego interBlogs, muy sencillo de aprender, vistoso, elegante, barato y divertidísimo.
Terminamos la noche con Race for the Galaxy, exponente máximo de la interacción parásita, mezcla de intuición y faroleo. Es un juego que, a priori, para los que no tiene mucha experiencia con él, parece que juegas en solitario. Eso hasta que le vas echando partidas y ves donde está realmente la clave del asunto: aprovechar al máximo todo lo que hagan tus oponentes y que ellos no se beneficien de lo que tu haces. A partir de ahí el juego toma otra dimensión, cada decisión que tomas depende muchísimo de lo que los demás tengan en mesa y los jugadores pugnan por el premio a sanguijuela interestelar del año. El azar de robar cartas está ahí, minimizable pero existente, eso lo sitúa como juego táctico. Otra cosa es decidir el momento en el que elegir tu estrategia principal y leer las posibilidades de que te los demás, sin querer, colaboren con ella, eso ya es más estratégico. Para mí un grandísimo juego con mucho jugo que sacar.
Las dos sesiones de la semana, a ver si esta también tengo suerte otra vez y caen otras dos.
3 comentarios:
Qué ganas me has dao de jugar al Fearsomme! qué grandeza de movimiento del monstruo eh?
Sin duda el movimiento del monstruo es una de las genialidades del juego. ¡Eso de mirar y mover es tan simple pero tan efectivo!
Tickect to Ride, era la primera vez que lo jugaba y me ha dejado buen sabor de boca, al ser la primera partida me centré demasiado en mis propias rutas a cubrir, así que espero con ganas una segunda partida para exprimir al máximo el juego.
Al monstruito ya había jugado y esta vez me divertí aún más que la primera, juego simple y adictivo, seguramente de los mejores juegos para "enganchar" a nuevos jugadores.
En cuanto al Race, había jugado hace un año por lo menos y me costó más de media partida encontrar el camino a seguir. me quedo con las ganas de repetirlo porque creo que puede ser un gran juego.En definitiva una gran jornada a repetir sin dudarlo.
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