Una mesa grande, el sueño de cualquier jugón, desplegar tablero y componentes a diestro y siniestro, por aquí y por allá, sin pensar en que el espacio es finito, ¿acaso lo es si al extensión es suficiente?.
Eso es lo normal en el LudopÁtico, una buena mesa de proporciones bien generosas, dos metros de largo por más de uno de ancho es donde jugamos normalmente y a todo lo bueno se acostumbra el ser humano.
Para nuestra última sesión tuvimos que confinarnos en un espacio reducido con una mesa pequeña, hubo que adaptarse. Extrañamos nuestra solemne cuadrúpeda de comedor, compañera de mil victorias y otras tantas derrotas. Sólo nos consoló el lugar elegido para mudarnos, junto a la colección de juegos, así, mientras pensabas tu jugada maestra siempre podías mirar de refilón alguno de los juegos que aguardaban en la estantería.
Eso es lo normal en el LudopÁtico, una buena mesa de proporciones bien generosas, dos metros de largo por más de uno de ancho es donde jugamos normalmente y a todo lo bueno se acostumbra el ser humano.
Para nuestra última sesión tuvimos que confinarnos en un espacio reducido con una mesa pequeña, hubo que adaptarse. Extrañamos nuestra solemne cuadrúpeda de comedor, compañera de mil victorias y otras tantas derrotas. Sólo nos consoló el lugar elegido para mudarnos, junto a la colección de juegos, así, mientras pensabas tu jugada maestra siempre podías mirar de refilón alguno de los juegos que aguardaban en la estantería.
Iniciamos nuestras estrecheces con un estreno de esos que pica la curiosidad, Meuterer (Amotinado), juego de formato pequeño, despliegue pequeño, componentes pequeños, bueno, más que pequeños pocos, un mazo de cartas nada más, pero que ya en la primera partida vimos que tiene muchas posibilidades, mucho juego de faroleo, puteo y estrategias varias. Reconozco que, más o menos, sabía lo que iba a encontrar porque sólo he leído buenas críticas de Meuterer, ahora tras esta primera prueba parece que estaban en lo cierto. El juego mezcla elección de roles y gestión de mano en una mecánica nada trivial, así que, los que busquen un juego tontuno este los defraudará, es sólo un mazo de cartas, sí, pero Race for the Galaxy también y no es un juego ligerito precisamente. Cuando juegue algunas partidas más, que caerán con toda seguridad, me animaré con una reseña, el señorito lo vale. Un detalle de adelanto, 4 es el número único, esta vez no vale el 3, ya me entendéis.
Continuamos rozando codos con una partida a Hab & Gut, la segunda de los LudopÁticoS. Os enseñamos los componentes de este juego aquí, no son muchos y se juega perfectamente en una mesa de cocina, fue donde nos tocó jugar. La mayor virtud de Hab & Gut, a parte de su sencillez de reglas, es la mecánica de información compartida que se fundamenta en una mano de cartas con las que alterar el mercado de valores -recordar que H&G va de inversiones bursátiles- común con el jugador de la izquierda y otra distinta con el de la derecha, esto da mucho juego y fuerza a desarrollar la intuición sobre lo que que tu no ves y tus "compañeros" de mano sí. Otro detallazo digno de mención es la presencia de "la beneficencia", un ente muy curioso al que los jugadores han de donar parte de su dinero si quieren aspirar a ganar la partida ya que el que menos haya donado al final de la misma perderá automáticamente. No os cuento más, lo dejo para la reseña que estoy preparando.
Seguimos, estrechos y encima con ganas de hostilidades más directas, sin maldad, eso sí. Teníamos muchas ganas de rejugar SW: Stolen Plans, frenético juego de cartas print & play, de reglas sencillas e interacción a raudales, eso sin mencionar el tema Star Wars clásico con los personajes más carismáticos de la saga a nuestra disposición. El juego nos ha triunfado muchísimo, es un no parar de reír con partidas de 15 minutos que dejan con ganas de más. Un filler en toda regla, con mucho azar y faroleo, un divertimento tan efervescente que da igual quien pierde o gana, lo divertido es el desarrollo de la partida y dejar la mente en blanco antes o después de una partida con hervor de neuronas. Si te interesa el juego puedes descargarlo e imprimirlo desde aquí http://mmboardgames.page.tl/Star-Wars.htm, donde también hay un enlace para pedirlo "bonito" a Artscow. Muy pronto más información en forma de reseña.
Para concluir la tarde jugona Pandemic, nuestro cooperativo favorito, y cada vez más, esta vez, con un aderezo especial en forma de Cepa Virulenta, una de las variantes que incorpora la expansión On The Brink y que hace el juego un poco más complicado para los sufridos jugadores -¿no querías caldo?, dos tazas-. La partida, como siempre, tensión de principio a fin, decisiones difíciles y la falsa sensación de control que da Pandemic y que, sin duda, es una de sus grandezas. Esta cepa virulenta se decide al salir la primera carta de infección y es la enfermedad con más cubos en el mapa en ese momento. A partir de entonces las cartas de infección tienen efectos muy diversos, algunos continuos, incrementando la dificultad y exigiendo a los jugadores un grado de coordinación brutal. Por supuesto el juego nos dio estopa de forma obscena, ¿acaso esperábamos ganar?, ¡na!.
Al terminar miramos alrededor, estanterías colmadas de juegos nos observaban por encima de nuestros hombros y cabezas, deseando ser ellos quien estuviera en mesa. No fue hasta ese momento, por unanimidad, cuando los cuatro jugadores decidimos que el lugar era estrecho, cierto, pero muy acogedor.
Al terminar miramos alrededor, estanterías colmadas de juegos nos observaban por encima de nuestros hombros y cabezas, deseando ser ellos quien estuviera en mesa. No fue hasta ese momento, por unanimidad, cuando los cuatro jugadores decidimos que el lugar era estrecho, cierto, pero muy acogedor.