02 febrero 2012

Juegos Incómodos y Sofás Grandes

- Mamá, mamá, no quiero ir más al colegio.
- ¿Por qué hijo?
- Los niños sacan mejores notas que yo y no me gusta.
- Ah, muy bien, no vayas, quédate en casa si estás más cómodo.
...
- Me encuentro cómodo, este sofá es estupendo, quiero uno igual pero de 20 metros de largo.
- Señor, querrá decir de 2 metros.
- No, no, de 20 metros, no quiero que me molesten los que se sienten conmigo.
- Ah, muy bien, si así está más cómodo.

Nuestra afición, como casi todo en esta vida, está supeditada a los gustos de cada cual. Como la comida, los colores, la música, que sé yo, todo lo que gusta a uno puede no ser del agrado de otro, es lo razonable y lo normal pero reconozco que a veces me cuesta comprender el porqué de esa actitud en el campo lúdico. Será que como mis gustos son tan amplios y mi afición tan desmedida no concibo decir: "a esto no juego"; soy "bueno de boca" que diría mi abuela.  O puede ser porque me encanta sentarme a una mesa y compartir tiempo con amigos sin importarme demasiado la excusa para hacerlo o el tiempo que me lleve.

Puede que un juego concreto no me apasione, vale, pero, ¿rechazar una partida?, me cuesta mucho. A partir de ahí busco las razones por las que otros sí que las rechazan o se forman una impresión radical de un juego, lo que hace que no quieran jugarlo más, por ejemplo. Y después de meditarlo un rato creo que una de las muchas razones, de la que hablaré hoy, es porque no se sienten cómodos en el juego, justo uno de los alicientes que yo encuentro para dedicarle más tiempo. Explicaré algo más esto.

Cuando me siento cómodo, conociendo los entresijos del juego, explotando todas sus posibilidades y, prácticamente, intocable durante la partida, la motivación para dedicarle tiempo a ese juego baja de forma radical. Sólo si todos los jugadores están al mismo nivel que yo se calma ese sentimiento de poder que aburre. Vale, soy el "más mejor", gano todas las partidas y sois unos rivales penosos, para mí, aburrimiento garantizado y poco más tengo que decir de este tipo de comodidad. Prefiero la sensación de desasosiego, de estrés provocado por la falta de control, no saber exactamente de donde vendrá el próximo ataque, sentir el yugo de los oponentes sobre el cuello.

Otra forma de comodidad que puede llegar a desembocar en indiferencia lúdica es cuando me encuentro con juegos de muy poca interacción entre jugadores o con una interacción tan sutil que prácticamente es como estar sentados en diferentes mesas o en un sofá enorme, como cité al inicio de esta entrada. En ellos no hay ningún oponente que se enfrente a ti directamente, todo es demasiado de refilón, como diría el maestro Gila para atrapar a aquel asesino: "alguien ha matado a alguien...". Este tipo de divertimento tan sumamente indirecto puede llegar a ser tedioso y por eso cada día aprecio más los juegos con cierto rozar de codos. Puede que el juego no me lleve a lanzar mis misiles contra tu cabeza pero el simple hecho de que mi estrategia influya seriamente en la tuya es suficiente para despertar mi interés.

Si miro atrás, a las cientos de partidas que llevo a las espaldas, mi recuerdo es sin duda para aquellas donde sufrí más y las de finales más ajustados. Las partidas que fueron un paseo o partidas a juegos sin apenas interacción se difuminan en mi recuerdo y apenas guardo nada de ellas. Por ser más concreto, he jugado decenas de partidas a Dominion, pero no soy capaz de recordar una jugada memorable entre todas ellas. ¿Es un mal juego?, seguro que no, pero reconozco que si he de jugarlo me apetece que aparezcan en mesa brujas, milicias, espías y otras cartas que afecten globalmente. En cambio, aquella partida donde fulanito me dio caña, donde una jugada a la contra dio un giro radical a las puntuaciones, donde hubo "leña" se comenta aún hoy cuando sale el mismo juego a mesa, o incluso sin salir. Esas partidas donde eres víctima más que verdugo no son cómodas, son partidas muy duras donde parece que no te dejan levantar cabeza, esas partidas son justo las se guardan mejor en mi memoria lúdica y son las que han exprimido al máximo mi capacidad estratégica, ¿qué luego se pierde?, no hay problema, ya se ganará otro día, pero la sensación de llegar al límite me encanta.

Hay jugadores al que el conflicto asusta e incomoda hasta hacerlos rechazar una partida porque el juego es muy "belicoso". Cierto, es más cómodo jugar todos como almas cándidas, como ovejas del mismo rebaño, cada uno se come su pasto y no se mete demasiado en el de los demás, es más relajante y no produce esas tiranteces cuando ves que otro jugador te desmonta la estrategia que estabas planteando. Pero amigo mío, si ha desmontado tu estrategia será porque no era tan buena como pensabas y eso me lleva a otra de las razones por las que me gustan los juegos incómodos, porque he de tener en cuenta no sólo la mecánica del juego, sino la propia psicología y reacciones de los oponentes.

Voy terminando, para mi no hay nada como sufrir, tener que replantear tu estrategia, pasarlas canutas y que te den de leches de todas partes para estar motivado en una partida. Al contrario que en la vida real donde anhelo la ausencia de problemas y conflictos, en la vida lúdica soy un apasionado de los mismos. Me encantan los juegos con mucho "contacto", que las decisiones de otros me afecten a mi y las mías a ellos, me parecen más divertidos que los solitarios multijugador de todas, todas. ¿Un sentimiento pasajero o una evolución como jugador?.


8 comentarios:

Neiban Kane dijo...

Muy interesante reflexión. A m

Maskleto dijo...

Cierto que ha de haber de todo, y casi mejor porque los que jugamos a
"lo que nos echen" podemos sacar juegos diferentes con diferentes
grupos, como bien dices xD. A mi me gusta jugar a todo y probar de todo y
agradezco que haya gustos diferentes. A veces no lo entiendo, pero lo
agradezco xDDD



Desde luego el argumento "me caes peor que" es uno de los más dolorosos
que me podrían decir. Sin ningún argumento estratégico/lúdico,
simplemente una decisión tomada casi externamente al juego, uff eso
puede jorobar mucho una partida. Para mí hay dos compromisos que debería
cumplir cada jugador: un objetivo propio (ganar en la mayoría de los
casos) y cierta imparcialidad.



Realmente me lo paso mejor con juegos de interacción directa (con
jugadores...digamos responsables) pero también reconozco que uno
necesita un remanso de paz donde descansar. Lo que sé es que es poco
probable que esas partidas lights tengan demasiado espacio en mi
memoria.

Sin cicatrices los recuerdos se evaporan. ;)

Neiban Kane dijo...

Gran frase esa de "sin cicatrices los recuerdos se evaporan".

Los mejores recuerdos de partidas a juegos de mesa los tengo de juegos con confrontación, con wañas épicas y perreo a tope.

Y sí, aquel "me caes peor que..." marcó la partida (para mí, y para mal). Opino que eso no se lo puedes soltar a alguien en plena partida, no viene a cuento. Si lo opinas mejor te lo guardas y punto. 

A mi tb me caen mejor algunas personas que otras de mis grupos de juego, y jamás le he soltao esa indecencia a nadie, y menos para justificar mi ataque.

Kikaytete dijo...

Buena entrada. Muy interesante.

Yo voy un poco por días. Tengo días en que me apetece caña, y días en que me apetece tranquilidad, aunque reconozco que las partidas que te marcan son las de tensión y puñaladas. A veces es de agradecer que la mecánica de un juego sea la confrontación, porque parece que hay grupos o personas donde iniciar un ataque por que sí está mal visto.

Coincido en que hay grupos con los que no puedes jugar cosas de roce, pero en el fondo son los menos, porque a la hora de la verdad a todos nos gusta algo de perreo, aunque luego hay gente que lo lleva mal o incluso fatal.

Alejandro Ramos dijo...

  ¿Un sentimiento pasajero o una evolución como jugador?.

En tu caso Maskleto me atrevo a decir que es una evolución como jugador, sobre todo recordando epocas roleras preteritas donde evitabamos todo juego que fuese conflicto entre jugadores y buscabamos el divertimento en el cooperativo, o en los mmorpgs donde dejabamos de lado el pvp para centrarnos en el pve (cierto es que son muy diferentes el rol/mmorpgs a los juegos de mesa).

Maskleto dijo...

Puede que tengas razón y mira que me encantan los juegos cooperativos. Claro que los juegos con interacción directa son los que más sensaciones me producen.

Como digo, lo que es seguro es que nunca negaré una partida, juego cooperativo, perfecto, juego con interacción suave, muy bien, si es con interacción más directa y tengo el día peleón, mejor. xD

Belial dijo...

parece que lo que te mola es la interaccion 100% directa, pero como bien dices, es cuestion de gustos y tu gusto personal es tan respetable como al que le gusta exactamente lo contrario y no prefiere interaccion jejeje... por ejemplo Race For the Galaxy en su edicion basica, la interactuacion con los demas jugadores es casi nula por no decir totalmente nula, es mal juego por ello ? no lo creo la verdad, otra cuestion es que a los jugadores que les guste interaccion directa no les aporte nada. Yo le veo otras cualidades que prefiero a la interaccion.... Como ves, cuestion de gustos y puntos de vistas personales.


Saludos.

Maskleto dijo...

Yo soy bueno de boca xD, le doy a todo, hablaba de la interacción pero me refería también a aquellos jugadores que son capaces de rechazar una partida porque hay mucha interacción (me ha pasado), algo impensable para mí.

Yo nunca diría que no a una partida, aunque la interacción sea tan sutil como en el RftG, como bien dices. De hecho Race me gusta mucho pero esto me lleva a que si lo pienso bien no tengo ningún recuerdo memorable de partidas al RftG y he jugado muchas partidas. Pero claro, es difícil sufrir con la interacción de Race y sin "dolor" no hay trauma xDDDD.

Al final las partidas que se quedan en mi memoria durante días/semanas/meses son aquellas en las que otra estrategia (jugador) ha dado al traste con la mía, me quedo pensando en qué fallé o qué podía haber hecho mejor, eso me gusta. Esto en el Race, por ejemplo, no me pasa.



Aún así lo mejor es respetar todas las tendencias, gustos y formas de juego, yo abro mi corazón y cuento la mía, que sé es tan respetable como cualquier otra.


Muchas gracias por pasarte y comentar :)

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